Jueves, 20 de Octubre del
2016
20 años tañendo mi batuta para descubrir
el valor del silencio. El deleite de escuchar una sinfonía perfecta
musicalmente hablando, no se compara con la suprema belleza del silencio.
Yo lo
descubrí después de haber pasado sordo la mitad de mi vida. Entonces me pareció
una horrible tragedia, pero sólo después de desencarnar fui consciente del
inmenso regalo de Dios que tuve.
Amadísimos
hermanos, hijos todos del Altísimo, la cruda verdad es que la inmensa mayoría
de las personas utilizan el tiempo de que disponen en sus vidas en búsquedas
vanas y pasatiempos que son más ´pierdetiempos´.
Si cada
persona en este mundo utilizara una décima parte de su existencia inmersa en su
ser interior, el mundo no sería lo que es ahora, un cúmulo de caos, donde
conviven la miseria y la opulencia más descarada, sino que sería un mundo justo
y equitativo.
La
cordura, la sensatez y el sentido común no brillarían por su ausencia, como
está ocurriendo en estos tiempos de la historia que están viviendo ahora.
Muchas
de las calamidades que azotan al ser humano hoy en día podrían haberse evitado
si el hombre oyera tan sólo un poco la voz de su conciencia, en vez de oír
tanta música disonante y sonidos desagradables como se escuchan en cualquier ciudad
de cualquier país de la Tierra. ¡Qué horror!
Un
ejemplo de cómo ha degenerado el ser humano es comprobar cómo ha degenerado la
música y el gusto musical de la gente, ¡eso realmente dice mucho del grado de
ignorancia en que están sumidas tantas personas, incluidos universitarios,
políticos y muchos que se autodenominan ‘intelectuales’!
¡Insensatos!
Creen que porque hablan con mediana elocuencia y dominan una cierta cantidad de
vocablos pueden llamarse intelectuales. ¡Intelectuales de la ignorancia!
Pero
hablemos un poco sobre ti, sobre lo que puedes hacer con tu vida, tú que estás
leyendo estas líneas ahora mismo.
Dedica
una parte de tu tiempo cada día para recogerte en un lugar tranquilo y penetrar
con osadía en el inestimable tesoro oculto de tu mundo interior.
¡No
pierdas el tiempo distrayendo la mente con tanta música y tantas películas que
tienen ahora a su disposición!
Elige
esos momentos para desconectarte del mundanal ruido y sumergirte en la paz, la
quietud y el sosiego de la sutil presencia de Dios en tu corazón. Haz eso con
regularidad, no sólo en algunos momentos esporádicos donde puedas sentir la
necesidad de recogimiento interior.
Busca
esos momentos diariamente, y con el tiempo descubrirás que ya no puedes vivir
sin dedicar esas parcelas de tiempo a tu búsqueda interior.
Si lo
haces así, estarás navegando con la proa firmemente dirigida hacia la meta
ulterior de la realización del Ser, que alcanzarás con seguridad y sin lugar a
dudas, si eres persistente en tus meditaciones diarias.
A partir
de aquí, se te abren dos caminos, con un resultado muy diferente entre sí: o
continúas realizando actividades con el único fin de distraer tu mente, o
aceptas el reto de descubrir la Verdad de la Vida y averiguar quién eres
realmente.
Yo aprendí
más cuando quedé sordo que lo que aprendí antes de mi sordera, porque ésta me
obligó a refugiarme en mi silencio interior, desde donde creé mis mejores
composiciones, por tan sólo escuchar la voz de mi propio ser interior, que
aunque lo ignoremos, siempre está ahí.
Ahonda,
mi buscador hermano o hermana, profundiza en el maravilloso tesoro que hallarás
en tu corazón, y que permanecerá allí tanto si lo buscas como si no.
Y que
esa luz interior te ilumine, como lo hizo conmigo, un poquito entonces y mucho
más cuando abandoné mi vestidura carnal.
Fuente: Ludwig Van Beethoven
Canal: Kris-Won
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